Te cuento Jaime que muchas cosas han cambiado desde que te fuiste. Nos mudamos, costó mucho decir adiós al departamento donde compartimos contigo los últimos cinco años. Ese hogar nos abrazó a todos los que te queremos. Tengo todas las fotos de los cumpleaños que celebramos en la sala. Tu último cumpleaños, fue especialmente memorable. Estabas tan contento, relajado y sonriente, rodeado de amigos entrañables. Te vestiste como un chico bueno y elegante. Sonrío al recordar las numerosas veladas, llenas de conversaciones sobre política, historia y risas con los amigos más queridos. Todas quedaron grabadas en nuestra memoria. La celebración de los años nuevos en casa, con gorritos amarillos, un poco de champagne, mucho panetón y abrazos por doquier, fueron siempre formas de agradecer. Y qué decir de todos los Shabbatots que celebramos cada viernes a tu lado. Hannah y yo aprendimos a cantar los rezos y seguir ciertos preceptos judíos del viernes por el anochecer. Sabe...
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