La vida es buena
Querido Haim; Haim la vida es buena, y tu la amabas desde que naciste. Lo demostraste al vencer la meningitis cuando eras un recien nacido y los médicos se dieron por vencidos ante la enfermedad, pero tus padres buscaron en la fe lo que la ciencia les negaba. Oyeron las palabras de un gran rabino de Novaselitz, tu ciudad natal, quien sugirió cambiar tu nombre de Meir a Haim (vida en hebreo) para salvarte. La vida es maravillosamente retadora Haim. Le ganaste muchas veces a la muerte, sobreviviste a un campo de concentración en Transnistria y demostraste al mundo que nuestra existencia vale la pena afrontarla con entereza y valentía. En otro acto de valor, cambiaron tu apellido Brand para poder huír de la maldad nazi y comunista. El destino te trajo a Sudamérica cuando eras un niño aún junto a tus padres y tu hermana Silvia, arribaron a la que sería tu amada Venezuela para cumplir tus sueños de convertirte en un prestigioso neurólogo, en un...