Señales de amor en Polonia
El último mes de la aventura al otro lado del charco trajo encuentros inesperados, señales hermosas de amor y una profunda conexión familiar.
Durante este tercer mes en Polonia, Hannah se adentró en el descubrimiento de sus raíces paternas, un tema delicado en nuestras vidas. Sabíamos que había un vacío que ella necesitaba llenar, pero no nos habíamos atrevido a buscar el camino a resolverlo. Fue en este último mes cuando sus primos mayores se pusieron en contacto con ella. Ese encuentro fue liberador y emocionante; había un genuino interés de ambas partes de conocerse. De la curiosidad por reconciliarse con el pasado, surgieron el cariño y la amistad.
No todos conocemos a fondo quiénes fueron nuestros padres, hermanos, tíos o abuelos. Y ese vacío, si no se aborda con amor, puede crecer con el tiempo, convirtiéndose en una herida que no sana, que duele e impide avanzar.
Reconocer nuestras raíces y abrazar a quienes comparten nuestra sangre y apellido —familia, aunque resulte extraño llamarlos así al principio— llena ese espacio que tanto habíamos anhelado. Conectar con lo mas intimo es conocer nuestros orígenes.
Seguramente este viaje largo marcara un antes y un después en la forma como Hannah se acepta y se conecta con su otra mitad. Lo veremos en los próximos meses.
Uno de los suenos de esta ni;a era ver nieve por primera vez pero nos habían dicho que esa época llegaría después que ella partiera para Peru. Sin embargo, el ultimo regalo de este viaje se dio el ultimo día de su estadía. SE adelanto la temporada, en el momento perfecto, la ultima alegría fue ver la luminosidad de la nieve en cada cosa antes de tomar el tren a Varsovia.
Qué tiempos tan perfectos nos regala la vida, milagros irrepetibles. Sincronicidad pura en el universo. Gracias!
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