Un poquito de mamá

Querida hija: Solo tu sabes lo aleccionante que ha sido este ultimo año. Honro tu  compromiso contigo misma por cumplir con la meta de terminar exitosamente la secundaria. El coraje y la determinación que has demostrado solo proviene de personas con mucha voluntad de buscar ser su mejor versión.   Este  último tramo escolar vino con muchísimos obstáculos y ansiedad por  no superarlos. Sin embargo, con la ayuda de la gente que verdaderamente te quiere, los superaste todos. Ha acabado la secundaria para nosotras, cinco años sui generis que transcurrieron pasando por una pandemia, tropezando con la incertidumbre mundial, enfrentando de cara el caos emocional y lo peor: la crisis adolescente  Comparto con orgullo tus logros y alegrías. Valoro cada dia de tu etapa escolar, aplausos, buenas notas, proyectos destacados, concursos ganados, asi tambien aprecio y agradezco las decepciones, las frustraciones, las dolorosas traiciones de amigos. ¡La vida nos enseñó de ...

Este año una de las cosas que he aprendido a apreciar más es el silencio, la calma absoluta de ruidos externos. Defino al silencio como el camino para entendernos y curar nuestro interior. El placer sanador de nuestros sentidos: Respirar silencio, saborear silencio, oler silencio, sentir silencio. En la rapidez de nuestras rutinas, en las exigencias de lo cotidiano logramos abrumarnos hasta enfermarnos, escuchamos a todos menos a nosotros mismos. Inclusive nos sentimos incómodos al vernos parados frente al silencio de nuestras mentes.  ¡Qué alejados de nuestra esencia estamos! La calma que produce el silencio es alimento a nuestra mente con ingredientes más profundos que nuestros pensamientos.  Viajar a nuestro interior para abrazar al silencio es como los viajes para disfrutar de aire puro lejos de las ciudades más caóticas.