Un mes de Polonia
Escribo esto después de 30 días desde que mi hija Hannah viajó a Polonia. Polonia tiene un sabor agridulce para mí, por un lado, es un país a miles de kilómetros de Perú, donde vivimos, con un idioma difícil y una cultura muy distinta a la nuestra. Pero por otro, representa la otra mitad de mi niña: su apellido, sus raices, su familia. Hanni siempre ha sentido la necesidad de conectar con su lado paterno a pesar de saber poco, deseaba conocer a su medio hermano, y visitar el lugar donde descansan los restos de su padre y sus abuelos. Dado que Hannah tiene solo 18 años y está estudiando en la universidad, un viaje a Polonia por varios meses no parecía lo más seguro ni adecuado. Claro, desde mis miedos y mi necesidad de controlar lo incontrolable. Pero para una adolescente es todo lo contrario. Hablamos largo y tendido sobre el viaje, dudamos, investigamos sobre la logística y las dinámicas europeas, y trazamos un plan con objetivos mínimos. Ella estaba ...