¿Cuándo seas grande?



¿Qué vas a hacer cuándo seas grande?

Cuando escuché la noticia que todo un salón de quinto de secundaria de un colegio en Perú había ingresado a una universidad pública, me pregunté, si es  motivo de orgullo o de preocupación. Valoro el esfuerzo, y los sacrificios que debieron pasar estos alumnos para alcanzar su objetivo, aun cuando sabemos que ese examen no es garantía del desempeño que tendrán a lo largo de los cinco próximos años.  Se ha tratado por muchísimos años a la secundaria como antesala al nivel superior, la secundaria condicionada al servicio de la universidad, sin un objetivo propio, alejada de su rol educador. Y ahora el contexto es aún más crítico después de dos años de educación virtual.

En casa durante los últimos meses hemos escuchado y leído toneladas de información sobre carreras universitarias, sobre universidades, exámenes de ingreso, academias pre universitarias, becas, estudios en el extranjero, convenios y acreditaciones internacionales.  

Hannah cursa el quinto de secundaria, sin embargo, desde tercer año los webinar sobre carreras, los talleres vocacionales y  las invitaciones a conocer universidades han sido un cargamontón diario. Una situación me imagino pasan muchas familias como la nuestra, con hijos próximos a terminar la secundaria. Me solidarizo con todas ellas, el estrés, y presión que ejerce la sociedad por tener definido el futuro de los adolescentes son desmedidas.

Casi se pueden comparar con las llamadas odiosas de los bancos, las compañias de telefonía y otros ofreciendo créditos, tarjetas, ofertas, bonos, etc.

¿Qué vas a estudiar? 

¿En qué eres bueno? 

¿Qué universidad es buena?

¿Fulanito ya está en la pre?

¿Eres parte del quinto superior?

¿El colegio tiene convenio con la universidad?

Preguntas que no suenan como la canción de Miguel Mateos.

Debo ser sincera y decir que en un primer momento caí en el espiral de incertidumbre  pre universitaria. Busqué información en las páginas web de las universidades, obligué a Hannah a atender talleres vía zoom, le pagué clases de orientacion vocacional, escuchábamos consejos por todos lados. Pasamos por la carrera de economía hasta la opción de viajar por el mundo de mochilera tejiendo pulseras para ganarse la vida. Finalmente, decidimos que no se hablaría del tema hasta después de la graduación, ella decidiria luego de haber terminado el colegio porque se abocaría a terminar satisfactoriamente el último año de escuela.

La vida no es una competencia de quién aprendió a leer más temprano, quién obtuvo el primer puesto, qué carrera es más rentable, quién ingresó primero a la universidad o quién salió más joven de ella,  Cuando entendamos que la vida no va de competencias entre unos y otros, que los ritmos y los tiempos son individuales, seguramente en ese momento seremos un poco más libres, seremos las estrellas de nuestros destinos.

Por eso, en casa ya le perdimos el miedo a la pregunta qué quieres ser cuando seas grande. Porque la respuesta es contundente, Hannah ya lo es, y siempre lo ha sido, está completa y es grande solo por existir. No me preocupa si elige hoy biología y en dos años quiere explorar otras ciencias. Me sentiría mal si estudia algo solo por presión o sentimiento de culpa. Cuando sea más grande, deseo que siga siendo libre de ser quien quiera ser: mi hija rebeldemente hermosa, la presidente de su vida.

Si debo dar consejo a los padres que están en el proceso o que pronto pasarán por el huracán de llamadas y convocatorias sobre las futuras carreras universitarias para sus hijos, les diría que exploren los talentos de sus hijos desde pequeños, no se dejen intimidar por tanta información, no comparen a sus adolescentes con otros, no los presionen sólo porque el entorno ya eligió, dejenlos ser ellos mismos, son chicos que tienen sueños distintos a los nuestros, respetemos sus decisiones, permitamosles vivir sus propios procesos y disfrutar de estos últimos años de la hermosa secundaria. 


Comentarios

  1. Excelente reflexión y en el caso de Hannah yo tampoco me preocupo.

    ResponderEliminar
  2. Es la primera gran decisión que deben tomar por sí mismos, y como madres debemos acompañar y no condicionar y dejarse de etiquetas " la carrera de pestigio" , " la carrera sin desempleo", "la carrera de mejor salario", "la carrera de tradición familiar"...etc. Que estudien lo que les haga felices, no les agobie y que vivan.

    ResponderEliminar
  3. Eso es amor de madre … pensar en su hija y su bienestar emocional y su felicidad antes de pensar en lo que dice la sociedad … te admiro amiga

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La vida es buena

Los agradecidos 18

Cuando mi papá no puede dormir