Hasta que nos volvamos a encontrar

Hace un par de noches soñé con compañeros del trabajo que no veo desde que inició la pandemia en el 2020. En el sueño todos estaban con gestos serios reunidos en diferentes salones de una oficina. No recuerdo los diálogos. Luego, algo nos distrajo de la rutina del trabajo y giramos a ver por una ventana muy amplia, afuera había un jardín verdísimo y luminoso que contrastaba con lo oscuridad de la oficina, en donde jugaban  unos caballos majestuosos color canela con melenas brillantes, eran todo un espectáculo para  la vista.

Un sueño especial pero que no reparé en buscar su significado, de haberlo hecho, quizás lo  relacionaba con la triste noticia que recibí al dia siguiente. Quiero creer que el sueño fue la forma de decir adiós de  Javi, mi  compañero de 16 años en la empresa, mi vecino de escritorio.  Un  profesional del más alto nivel, con una voluntad de acero, y una fortaleza inquebrantable  para afrontar con dignidad y valentía sus dolencias físicas.  Tenía mucho tiempo luchando sin tregua con varias complicaciones médicas, había ingresado a UCI en varias ocasiones en los últimos años. 

Me tomó de sorpresa su partida, pensé que este nuevo ingreso al hospital sería temporal y que pronto estaría otra vez en casa recuperándose junto a su familia. Lamentablemente, esta vez me equivoqué. Esta vez su cuerpo descansará eternamente mientras su luz permanecerá presente al lado de los que amó.

Con el corazón arrugado me tocó depositar en cajas todas sus pertenencias porque su escritorio fue ocupado por otra persona. Sus fotos familiares, sus libros, sus reconocimientos las manualidades que le hizo su niño por el día del padre ya no están más a la vista.  Un comunicado de la empresa via correo electrónico sobre la noticia me recuerda que no hay palabras que puedan expresar los sentimientos de profunda tristeza y vacío frente a la pérdida de un buen amigo.

Hasta que nos volvamos a encontrar Javi... 

PAZ




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